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Los fantasmas 1
00:55
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Esta es una historia de fantasmas
de luces que se apagan y, no se como
resplandecen aún, tenuemente, en el fondo
del agua (distinta según el cuerpo)
que llamamos vida
Cómo me voy a abrir a ti, a cualquiera
y dejar qeu salgan de mi estos fantasmas?
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2. |
Cheques
02:28
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3. |
Los fantasmas 2
00:53
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No es que los fantasmas sean una categoría de amigos
cada año tengo menos amigos y menos fantasmas.
Ahora que somos más los vivos qeu los muertos
encuentro glaciares de risa ma inmovilizada, blanqueada
iluminada por un sol lejano, a menudo ausente
y elevado y reducido a sobreano de un reino
que se entrega felizmente a su hundimiento en el mar.
Son lo que aveces resta de momentos de alegría
los fantasmas felices que nos abitan tanto
como los tristes o los agudos en su ira
los que ya con aparecer cortan el tiempo
y nos inducen a entrar en sus vidas transparentes
rompiendo las nuestras, cuyos añicos
luego es tan difícil barrer del suelo
todavía mojado por la lluvia de anoche.
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4. |
Me lima
03:56
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5. |
Los fantasmas 3
01:41
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Algunos amaneceres llegan rasgados
por vientos que ya nadie reconoce
ni se atreve a nombrar. Por ejemplo, está el día
de hace 33 años, en que patinando en calcetines
por un pasillo largo de la casa, me dí cuenta
de que tanto de lo que esperaba de mí
no llegaría nunca. Y existen días que son enteros
como amaneceres, tan frágiles y de cielos
tan grandes, que parecen sólidos, permanentes, inventados.
Y los hay como silencios que extienden su mancha gris
y fantasmal sobre los demás días, hasta que no queda uno
ni futuro ni pasado que se asemeje a un amanecer.
Así, los días se van conformando en si mismos
en fantasmas y sombras qeu asustan lo justo
medio de reojo, escabulléndose de perfil
de la mirada y enfriándose poco a poco en el desgaste
del uso que les damos y que nos dan
Su caducidad se alarga con su sombra
igual que su sombra y la de todo lo demás
alargándose al tiempo que se acerca mientras el día
crece. Pero es la noche lo que nos ocupa ahora, dijiste.
La noche de la sombra de las cosas y de como
les extendemos la vida, remendándolas
con el alambre fantasmal del paso del tiempo
tan útil, tan caluroso como el abrazo de un amigo
en el centro firme, inagotable, de la multitud
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6. |
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7. |
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8. |
Los fantasmas 4
00:32
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(En otra época, si me dabas 20 minutos
me encontraba listo para comenzar cualquier viaje.
Ahora, salir de mi habitación ya es un viaje
repetido, la repetición de todo lo que se ha ido
desmoronando, a veces, solo a veces, a golpe de matrillo
y otras, con la serenidad combustible
de estar siempre en camino)
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9. |
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10. |
Los fantasmas 5
00:43
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Me gusta vivir con mis fantasmas, muchos
de los cuales tienen licencia de demonios
por lo menos en el silencio absoluto de mi habitación
o relativo, la mañana de un lunes de asueto
por las calles de Buenos Aires.
A veces tengo la sensación de que todo está aún por descubrir
de que la realidad está al acecho, esperando
a ser creada a cada instante
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11. |
La plaga
02:19
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12. |
Los fantasmas 6
01:33
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Siempre he tenido la costumbre de salir a caminar una idea
un poema, lo que sea que tenga entre manos en ese momento.
Y es que nos encantan esos momentos en que nuestras vidas
cobran una densidad mayor que la habitual
y parece que por fin podremos escapar
aunque solo sea un ratito, de la delgadez
de la finura inútil de nuestra experiencia diaria
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La Selva de Miguel La Plata, Argentina
La selva de Miguel nace de la madera. Una guitarra criolla y un cajón peruano tropezando con canciones de rock que crecen y suman elementos a lo largo del tiempo mutando su sonoridad, pero manteniendo la calidez de esa madera originaria.
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